Arenas de Barcelona
Barcelona
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- Alonso | Balaguer
- Ubicación
- Gran Via de les Corts Catalanes, 373-385, 08015 Barcelona
- Año
- 2011 In collaboration with
Richard Rogers
Barcelona siempre se ha caracterizado por su especial sensibilidad ciudadana y respeto hacia su pasado (cultural, histórico, arquitectónico…), pero a su vez por su contundente apuesta de futuro y vanguardia. Las Arenas es un claro ejemplo en ese sentido: la oficialización de un interesante matrimonio entre respeto arquitectónico historicista y apuesta tecnológica. A pesar de que la antigua plaza de toros, en desuso desde 1989, no poseía un elevado valor arquitectónico desde su estilo neo-mudéjar, quedaba claro que tras más de un siglo enclavada en tan imponente ubicación, se encontraba claramente grabada en la retina ciudadana, y su valor simbólico hacía conveniente su preservación. De ahí que la respuesta arquitectónica, ya desde los primeros trazos, se orientase hacia su mantenimiento, como una segunda piel exterior de la nueva edificación. Sin embargo, tal preservación comportaba una gran complejidad técnica: en primer lugar, por su deterioro físico evidente; y en segundo, por su extraño nivel, a cuatro metros de altura sobre las calles perimetrales. Pero el esfuerzo técnico valía la pena, a fin de presentar una forma cilíndrica contundente y atípica. La solución técnica para conseguir crear una nueva fachada bajo la fachada existente ha consistido en crear una gran vía perimetral de hormigón armado visto a la que se transmite el peso superior. También de forma temporal, toda la fachada se apoya sobre una corona metálica circular, dado su escaso espesor. Una vez restaurada tal fachada, pasará a ser una especie de doble piel que quedará exenta de contacto directo con la nueva edificación, estableciéndose una pasarela metálica circular, atirantada mediante muelles y tensores, que cumplirá una triple función: la de atirantamiento propiamente dicho, la de pasillo de evacuación contra incendios y la de servicios, instalaciones y aprovisionamiento de mercancías. Asimismo, la planta cuarta se destinará a pista de footing. Singularidad asegurada para una Barcelona igualmente singular. El edificio dispondrá de un enorme vacío central, a modo de hall de recepción a todas las actividades del complejo, comerciales, lúdicas y de ocio, desde donde observar la vida y efervescencia de movimiento del conjunto. Visuales cortadas, siempre aseguradas y perseguidas desde el diseño. La cubierta del edificio será otro de los grandes retos de resolución técnica y estructural, pues se independiza del resto de la edificación para remarcar su sentido de flotabilidad. Allí se dispondrá de una de las mayores cúpulas de Europa, con multitud de usos y posibilidades, así como un paseo perimetral desde el que disfrutar la magnífica vista de Barcelona, a 27 metros de altura y con más de 300 metros lineales de recorrido. Barcelona siempre ha carecido de espacios abovedados y ello remarcara la singularidad de tan sugerente coronación. El acceso a tal planta de cubierta se producirá mediante una torre exenta situada en el chaflán de las calles Gran Vía y Tarragona, posibilitando la conexión directa desde el nivel de acceso del metro (en estudio técnico). La intensa promiscuidad funcional del edificio comportará una interesante potenciación de usos del gran espacio circundante a la Fira de Barcelona, efectuando un grapado urbanístico con el Parque Joan Miró y el sólido eje de la calle Tarragona.
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