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Rehabilitar implica siempre establecer una determinada relación con el pasado, con los pasados que se acumulan en el espacio de la intervención. Y también con el futuro, aquella idea imaginada de lugar hacia el que querríamos tender. Pero implica, sobre todo, una gran capacidad de trabajo con el presente.

Borrar o dibujar: eliminar, limpiar, reparar, reconstruir, sustituir, incorporar, añadir...

Descubrimientos sucesivos requieren continuamente respuestas diversas y complementarias. Se van tejiendo, muchas veces en tiempo real, las relaciones entre los espacios antiguos y los nuevos, al igual que las relaciones entre los operarios que un día erigieron los muros y los que ahora los rehacen.

Superposición inacabable de tiempo, de deseos, de oficios, de materias, de estrategias, de personas.

Y, además de todo esto, la confianza creciente en un sistema proyectual necesariamente abierto (el collage, en este caso) que es capaz de integrar armónicamente en un todo las historias de cada fragmento del proceso.